Cambiamos la buhardillica

Por causas de fuerza mayor, nos hemos visto obligados a despedirnos del que había sido nuestro hogar durante los últimos dos años y medio, así como primer piso de solteros (entiéndase aquí solteros como estado civil, no como estilo de vida). La búsqueda de nuevo piso fue dura y la mudanza un poco triste. Los posteriores follones con el casero y los malentendidos con los nuevos inquilinos parece que cambiaron la tristeza del momento por rabia, pero ahora, unos meses después y con todo el percal resuelto, si echo la vista atrás, me quedo con la tristeza, que es lo que caracteriza a las mudanzas una vez que los nervios y el cansancio se han apagado.

Ahora vivimos un poco más a las afueras, aunque seguimos estando dentro de la ciudad, por mucho que diga la gente que viene a vernos. Tenemos un bosque a unos 100m de casa, un autobús que para en la esquina y, lo más importante, una habitación para el próximo miembro de la familia. Bueno, y el miembro que nos va a hacer una familia, ya que gracias a ella estamos metidos en trámites para casarnos. No sólo gracias a ella, también es un poco gracias a Alemania, y bueno, porque nos queremos y eso, no vamos a perder de vista lo importante tampoco.

Ya han cambiado algunas cosas, y más que cambiarán, aunque por la parte que me toca, no me quejo de nada. El embarazo está siendo hasta ahora ideal. Claro que noto que estoy más cansada que de normal, pero soy consciente de muchas de las molestias que podría estar teniendo y que parece que me han pasado de largo, así que aprecio el poder seguir haciendo en gran parte las cosas que venía haciendo antes.

Pero todos los cambios son bienvenidos, y por suerte, a partir del viernes tengo más tiempo aún para asegurarme de que los asimilo a tiempo. Confieso que me da un poco de miedo el no estar preparada para aceptar todo lo que viene, pero espero que todo caiga en su sitio poco a poco. Pero por ahora le gana al miedo de calle la curiosidad y la ilusión por conocer a Julia. A ver si le gustamos :)