Picacho Alto desde la Ermita Nueva de Dílar

Otro año más estamos echando aquí las Navidades. Por cosas de la vida y porque una se cansa de discutir, ha tocado echar la Nochebuena en Andújar y la Nochevieja en Granada. En estos últimos días de vacaciones y ahora que estamos más tranquilitos, aprovechamos para hacer cosillas que nos gustan, como subir montes. Nuestra meta era el Trevenque, pero todo el mundo nos ha hablado de lo peligroso que es y lo duro y de la gente que se ha lesionado yendo, y parece que incluso la escarcha mañanera acompañaba esta historia/complot, así que al final nos hemos buscado otro objetivo a batir, y mirando a los Alayos, nos hemos encontrado con que el Picacho Alto nos estaba poniendo ojitos.
Empezamos en la Ermita Nueva de Dílar, lo que nos viene de lujo, porque está al ladico de casa. Desde allí fuimos siguiendo una rutilla que habíamos mirado en un blog y que estaba muy bien detallada. Desgraciadamente los caminos no son eternos, y continuamente abren y cierran nuevos. Nuestro problema vino bien al principio, cuando nos metimos hacia el pinar por un camino relativamente nuevo que no aparecía en esta descripción detalladísima de la ruta. Seguimos la vereda y la orientación de Antonio, aderezada con un poco de GPS en esta excursión, y conseguimos llegar, después de muchas dudas, al refugio Ermita Vieja. No paramos mucho, lo justo para poder tomarme una pieza de fruta tranquilamente, y seguimos la vereda que indicaba un cartel que rezaba "Alayos". 
La vereda serpenteaba mucho, pero como iba subiendo y era la que el cartel nos indicaba, la seguimos a pies juntillas. Y digo vereda, pero era una pista forestal, ¡que pasaban hasta coches! Pero las diferencias en el concepto monte las dejamos para otro día. Nosotros seguimos subiendo y vimos nuestro esfuerzo bien recompensado cuando, al girar una curva, nos encontramos con un valle PRECIOSO y la Sierra al fondo. Totalmente inesperado y muy bonito, te da energías para hacer el resto de la subida en balde, porque en seguida ves el Picacho Alto y te das cuenta que el camino baja hasta la misma base de la montaña, así que llevas un rato y te queda otro tanto de subir para bajar. Pero así es la vida, y las vistas son bonicas, así que sigues.
Ya en la base de la montaña vemos el camino que tira para arriba, y conseguimos salir de la pista forestal. El sendero que sube es muy agradable. La subida es muy ligera al principio y el paisaje entretiene bastante. Hay tramos más durillos, pero también había falta de entrenamiento por nuestra parte, así que no vale quejarse. El último trozo lo hicimos con bastante viento, pero las temperaturas seguían siendo agradables para un 4 de enero. Ya casi en el Picacho Alto, cogimos unos metros el camino que sigue hacia el Corazón de la Sandía, otro pico que nos mira con ojos, pero que quedará para más adelante.
Las vistas desde arriba son impresionantes. No paramos mucho: nos comimos nuestro bocata de tortilla de huevos de campo, nos hidratamos y emprendimos la bajada, que fue más rápida que la subida, pero en ningún caso despreciable. Hicimos un tiempo bastante bueno, disfrutamos de los caminos y de las vistas y nos quedamos con ganas de más monte. ¡Ah! Y miramos al Trevenque a los ojos, y nos dijo que fuéramos, que no tenía nieve. Habrá que dejarlo para la próxima.

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