Coche vs. todo lo demás

Igual parezco una pesada con mi oposición frontal al coche, pero para demostrar que mi lista de boicots no incluye al coche, voy a contar nuestras recientes experiencias con coches de alquiler.

A mí me da mucho respeto aún coger el coche, aunque lo he hecho ya más de una vez. Antonio es el que se ha atrevido hace poco a patrullar las calles de Múnich con bólidos de alquiler. Pero no de alquiler convencional. Como corresponde a unos pseudocomunistas de nuestra calaña, hemos tirado del carsharing.

La primera vez pintaban la ocasión calva. La boda de unos amigos se celebraba en el pueblo de al lado, al que se llega cogiendo una calle recta desde el párking donde estaba el coche aparcado. La comilona era siguiendo la calle hacia arriba. Nos costó muchos nervios (supongo que al conductor más), pero todo fue genial. Era un sitio al que no se llega en transporte público y el camino era fácil. Nos equivocamos alguna que otra vez, pero definiría la experiencia como un éxito casi absoluto.

Hace poco volvimos a coger otro coche de este servicio para ir al monte. Un compañero de trabajo me habló de Blomberg, un sitio con una ruta bonita de subida y la posibilidad de bajar en trineo de verano, y fuimos en coche, porque tampoco estaba muy lejos. Aquí ya no fue tan óptimo, porque tardamos en el trayecto lo mismo que habríamos tardado en tren + bus, con la diferencia de que el tren+bus lo conduce otro. Pero como práctica tampoco está mal, y, aunque sale caro el km, sigue siendo más barato que hacer prácticas en la autoescuela. Pero bueno, fue bien también, y para coger confianza nos (le) vino genial.

Y ya, este fin de semana, hemos llevado a nuestra visita al Chiemsee, el lago más grande de Baviera. La excursión les encantó, aunque volvimos a ser conscientes de lo rápido que va el tren. Sobre todo porque no pilla atasco nunca, mientras que en el coche echamos como 1h de más en el camino de ida. De todas formas, tiene puntos positivos. Cuando no hay tantos coches vas muy rápido, llegas a casa directamente y no tienes que adaptarte a estos corsés de los horarios alemanes cuando la hora española te sale por los poros de la piel. Y es que soy fan absoluta del tren, pero soy consciente de que la frecuencia para volvernos a las 19:00 iba a ser escasa o nula.

Pero después de toda esta experimentación, y aunque yo aún no haya podido ni hacerme el carné del carsharing (sí, ésa es la vida de una madre quasi-soltera, aun con familia política de visita...), echo de menos el tren, así que he preparado un viajecito para este fin de semana, que incluye puente, y no contemplo el coche. Todo en tren. Como los pobres.

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