Juliadas de la semana

Casi no te das cuenta de lo que van aprendiendo los niños, y, un día, te dicen o hacen algo que no habían hecho hasta entonces, y te sorprendes. Aquí una recopilación de los últimos momentos que me han dejado con el culo torcido.

1. Jugamos a ser...
Últimamente siempre quiere jugar a ser otras personas o animales. Y cuando decide qué somos cada uno, se mete en el papel. Los juegos más habituales es a que somos una familia de búhos (mamá búho, papá búho y el buhíto) o a que somos la familia de algún amigo de la guardería (mamá Alexander, papá Alexander y ella es Alexander). Si ya hemos fijado que somos, por ejemplo, la familia de Lorenz, no atiende más que al nombre de Lorenz, y cada vez que le dices Julia, te corrige, para que la llames por su nombre del juego activo en ese momento. Por supuesto, es coherente, y todo el rato que dura el juego, yo soy mamá Lorenz.

2. Seguimos jugando a ser...
A veces somos, no ya personas, sino cosas. Conversación de la semana pasada:
Julia: Quiero teta de mamá.
Andrea: Ahora mismo no. Vamos a jugar a algo.
Julia: ¿Jugamos a que yo soy guardería y tú eres Kindergarten, mamá?
Andrea: mmmmh... vale. Hola, guardería.
Julia: Quiero teta de Kindergarten.

3. Recreando situaciones de libros
Le encanta revivir escenas que hemos leído en sus libros. Siempre se identifica con el malo de la historia, cuando hay uno, pero luego cede y deja al protagonista bueno que se salga con la suya. Le encanta el cuento de los tres chivos chivones y siempre quiere ser el ogro, cuando jugamos. Pero el ogro, que en la historia no deja a los chivos pasar el puente sin intentar comérselos, cuando es interpretado por Julia es un malo edulcorado, que viene muy de malas y haciéndose el grande, pero que cuando le preguntas educadamente si puedes pasar el puente, te dice: "¡pues claro que sí! Pasa, pasa".

4. Accidentes
Ya puede explicarnos qué ha pasado cuando tiene un accidente. A veces nos da información útil, pero otra, solo nos da una sarta de mentiras. La historia más reciente, con la que explica todo, es que se ha dado contra un árbol. No vale solo para ella, vale para todos. Aquí la conversación de hace dos semanas, mientras paseábamos por la calle.
Julia: ...porque Lorenz estaba malo y hoy tiene una tirita en la barbilla.
Andrea: ¡Pobre! ¿Y qué le ha pasado, para hacerse una herida?
Julia: Pues que se ha dado con el árbol.
Andrea: ¡Vaya! ¡Qué mala suerte! ¿Contra un árbol?
Julia: ¡Sí! ¡Contra éste! (señalando el árbol más cercano)

5. Observación
Ya casi parece un adulto, o por lo menos entabla conversaciones como las básicas que puedo tener en la oficina. Ayer por la tarde:
Julia: Mamá, ↕¿estás cocinando? ¡Oh! ¿Tienes una camiseta nueva? Me gustan las rayas.

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