La alimentación de la madre lactante

Escribo esto desde la más absoluta ignorancia, dicho sea de antemano.
Hace poco he sido madre otra vez (como si hubiera dejado de serlo algún día de los últimos cuatro años) y tengo la suerte de poder vivir en mis carnes un segundo postparto, con todo lo que ello conlleva. El anterior postparto fue regulero, y he querido hacer de éste algo diferente, dentro de mis posibilidades. Ya iba a ser diferente, porque solo el tener que ir a llevar, recoger y entretener a Julia hace el día mucho más movido, que, aunque no lo parezca, ayuda mucho. El sedentarismo y la desidia no ayudan a hacer del postparto algo gozoso.
El caso es que la vez anterior descubrí lo bien que me sentaba moverme. Claro que lo sabemos: el deporte es salud, pero yo no había sido tan consciente hasta después de parto de Julia. Fue un antes y un después que llegó un poco tarde, porque hasta los 6 meses o así no empecé a coger la bici. Esta vez me he puesto las pilas, y con la hamaca del remolque me permito dar una vuelta al bosque corriendo o dar un paseíto con los niños en bici, y me viene mejor que bien.
Pero esto tiene su contraparte. La lactancia ya demanda bastante, con lo que como como una lima. Si le sumas el deporte, estoy que no doy a basto para hacer la compra. Cocinar, cocino con gusto. Pero he visto que tengo tanta hambre, que un plato normal, de los que me hubiera comido antes para saciarme, no basta, y acabo picando en exceso y comiendo marranadas.
Así que estoy en proceso de planificarme mejor y de aceptar que puedo repetir y comerme dos platacos de lentejas, antes que cortarme un poco y acabar con galletas. Pero necesito un plan y organización a la hora de comprar y cocinar. No es fácil para alguien tan caótico como yo ahora mismo, pero todo sea por estar mejor.
Para resumir un poco el contenido del post: la alimentación de la madre lactante es abundante.

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