Mis decisiones libres
Reconozco que soy un poco paranoica y que siempre estoy con la cantinela de "nos vigilan", y que, aun creo que me preocupo de menos por este tema, pero como parece que el sentir de la sociedad es otro, y que tampoco es para tanto que algunas empresas sepan todo lo que hago, cuándo lo hago y hasta con qué humor lo hago, intento relajarme cuando me sobreviene esta manía persecutoria.
A veces es difícil. Ya no es solo que sienta que me vigilan, sino que veo cómo lo que saben de mí y de todos hace que entidades más poderosas que yo influyan de forma significativa en las decisiones que tomo.
Mi planteamiento es el siguiente: tenemos muchísima información a nuestra disposición sobre cualquier tema, esto es indiscutible. Es imposible que, aunque nos centremos en algo específico, podamos asimilar toda la oferta que Internet y el mundo analógico nos ofrece, porque además tenemos que separar el grano de la paja, que hay mucha. En este contexto el buscador o el filtro que usemos es el que manda. Y le damos bien poca importancia a algo que conforma nuestra manera de ver la realidad. Un par de ejemplos, para que se me entienda.
Cuando pedimos comida en casa, acudimos a veces a un par de plataformas que te ofrecen variedad y en las que puedes filtrar los restaurantes por tipo de comida, cercanía... nada nuevo bajo el sol, pero facilita la búsqueda cuando tienes prisa. Si un restaurante nos gusta, solemos pedirle directamente, pero eso después de que lo hayamos conocido a través de la plataforma y nos haya traído su flyer junto con la comida. Hasta hace poco había dos plataformas, que usábamos alternativamente, cuando no pedíamos directamente a los restaurantes conocidos. Hace un mes, vimos que una de estas webs había sido adquirida por la otra. Sin embargo, los restaurantes que estaban únicamente en la web desaparecida no salían en la nueva web después de la fusion, por lo menos, no todos. También apreciamos un aumento considerable del precio mínimo para pedir y que el orden en el que aparecían las diferentes opciones era un poco distinto al habitual. Tuvimos que buscar casi manualmente los restaurantes que nos interesaban, porque por primera vez, no nos aparecían. Esto es el nuevo libre mercado, imagino. Te acostumbras a usar una plataforma para pedir comida,, pides a un sitio distinto cada vez, los restaurantes dejan de buzonear, porque ya tienen visibilidad en la plataforma y un buen día, la plataforma decide qué restaurantes poner arriba de la lista y cuáles esconder o incluso eliminar. Ya no puedes elegir entre varios servicios parecidos, porque solo hay uno, o tragas, o te fríes un huevo en casa.
Claro que se puede luchar contra esto. De hecho, ya intentábamos no pedir demasiado a través de estas plataformas, porque sabemos que les cobran a los restaurantes por la gestión, y que los mismos restaurantes tienen su propio servicio de comida a domicilio. Sin embargo reconozco que es una forma muy cómoda de conocer sitios nuevos a los que pedir y que la interfaz es más agradable que las webs de cada restaurante. Pero bueno, ya en este punto nos hemos quitado de estas cosas. Cuando pedimos algo, directamente al restaurante. Y nos intentamos fijar por la calle, por si encontramos alguna joyita oculta donde podamos pedir, si queremos cambiar una semana.
Otro ejemplo impopular: netflix. Él decide en qué porcentaje una serie o una peli coincide con mis gustos. Me enseña los contenidos filtrados, y él quiere que crea que el filtro atiende a mis preferencias, porque sabe mucho de mí. Pues sí, sabe mucho de mí, pero yo también soy avispada, qué te crees. El porcentaje ése se lo inventa para colarme sus mierda de películas. Eh, netflix, que te crees que no lo sé. A veces descubrimos contenido que nos llama la atención después de mucho buscar, y nos gusta, y en cambio, las series y pelis que nos intenta meter con calzador son truños puros. Entiendo de lo que va esto: generas contenido bueno y también paja, e intentas que lo consumamos todo. Tío, pues no. Yo no te he pedido todo lo accesorio. A ti no te lo parecerá, pero mi tiempo vale algo, y después de ver 2h de la película chorra y sin argumento que has tenido a bien colarme esa semana, me siento estúpida. No sería difícil filtrar los contenidos, seguro que él mismo sabe distinguir una peli buena de un ñordo, pero no lo hace, porque el objetivo no es que yo consuma contenido de calidad, sino que él pueda seguir haciendo pelis o series malas a mansalva, que mientras saque un par buenas al año, se lo perdonamos.
Yendo más allá y a juzgar por el tono y el contenido de los documentales, igual el objetivo es hacernos manipulables y que nos traguemos cualquier cosa. Porque sí que noto que, después de que veamos netflix un par de días en lugar de la tele alemana, si por variar vemos un día las noticias, algún programa de actualidad o de debates, lo flipamos. Qué ideas más bien elaboradas, qué presentación más aséptica, qué ausencia de luces y sonidos que distraen del mensaje...
En fin, netflix, que no paso por ahí. Porque compartimos la cuenta con unos amigos, pero te aviso: tienes los días contados en nuestra casa. Mis decisiones siguen siendo mías.
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