Hausarzt

Sé que la idea no era centrarse en las diferencias culturales, pero es inevitable comparar todo lo que vives por aquí con cómo crees que sería vivirlo en España.

Ayer tuve que ir al médico aquí por primera vez. Sería el equivalente del médico de cabecera, pero aquí no hay que visitarlo siempre antes de ir a cualquier especialista, aquí puedes llamar e ir al especialista que quieras directamente. Pero el caso es que yo necesitaba un médico de cabecera para la preparación para la anestesia general del viernes. Te hacen un par de pruebas para que lleves los resultados el día de la operación y así decidir si operarte tranquilos, sabiendo que estás sano, o no operarte en absoluto, que todo puede ser.

Iba con la idea de que tenía un poco de prisa, porque en mi cabeza tenía que ir al médico para que él me mandara a un sitio en el que puedan hacer análisis y el resto de pruebas, y una vez hecho eso, rezar para que el tiempo de espera hasta tener los resultados fuera lo suficientemente corto como para darme margen a llevarlos conmigo el viernes. Bueno, pues nada de eso. La misma señora que es medica de cabecera (y acupunturista, y psicóloga y muchas cosas más que seguro no cabían en la placa del portal), tiene una enfermera que te hace todas las pruebas. Ellas mismas lo mandan al laboratorio y los resultados están al día siguiente. Incluso me ofrecieron la posibilidad de repetirlos si había algún marcador que se saliera de los márgenes de forma coyuntural. Espero que no haga falta, que todavía me dan demasiado respeto las agujas.

Pero no es todo tan bonito, rápido y eficiente, ni mucho menos. Aquí también hay gente mala, que este fin de semana me han robado la bici. Estoy trabajando en la lenta aceptación de que de verdad se la han llevado, que no me la he olvidado en alguna parada de metro marginal, y una vez la aceptación esté completa, haré los trámites necesarios para poner denuncia y pedir el dinero al seguro. Tendré ocasión de ver cómo son los policías por aquí, ¡y los seguros!