Vacaciones con niños
Han sido las primeras vacaciones de tres en toda regla. Muy recomendable. Yo ya conocía la isla, pero me ha encantado enseñársela a Antonio y a Julia, y poder pasearlos en mi flamante Opel Astra casi nuevo. Ha sido toda una experiencia, el conducir. Reconozco que no puede haber entorno más amigable para empezar, y que todos mis miedos eran infundadísimos, porque soy una conductora fetén.
También me ha encantado poder presentar a Julia a mis amigos y conocer a Diego, y ver a todo el mundo tan guapo y tan bien, y tan en la playa…
Con la boda he llorado mucho. Le voy a echar la culpa a Julia, que me ha hecho una blandita. La ceremonia fue preciosa, y ¡se veía a la novia tan contenta...! El tartar de atún es de las mejores cosas que he comido, y el bailar hasta las 2 de la mañana superó todas mis expectativas. Aunque la música incluyera un 80% de reguetón.
La playa estaba genial. El agua, perfecta, la arena bien blanca, o bien negra, dependiendo de la zona, pero el agua clarísima siempre. Julia era una croqueta constante: era genial verla revolcarse y jugar hasta la saciedad con el cubo que le compramos al lado del spar.
Los volcanes, imponentes y calientes. El pescado, buenísimo. Nos faltó una visitilla a la Graciosa y a la playa del Papagayo, pero hacer medio día de playa, sin ningún atisbo de sombra, nos parecía un poco forzar. Aun así, estoy orgullosa de nosotros: hemos recorrido la isla entera, hemos visto a nuestros amigos, hemos bailado, hemos estado en playas paradisiacas y hemos probado comida buenísima. Esto debe ser eso que llaman vacaciones.
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