Cosas que pasan cuando hace frío

Cuando hace frío no tienes ganas de ir a trabajar.
Cuando hace frío se congelan las cosas. Como los frenos de la bici. También pueden congelarse las marchas, con los cables, y el sillín.  Si tienes muy, muy mala suerte, pueden congelarse las pastillas de freno pegadas a la llanta. Pero eso es tener muy mala suerte, no pasa casi nunca.
Se congelan las planticas, los arbustos, las lunas de los coches, la carretera. Cuando te quieres dar cuenta, te da igual que la carretera esté congelada, porque también están cubiertas de hielo las ruedas de la bici. Y el manillar, y las luces, y todo lo que alcanza la vista. Y, si te paras a mirar, se te congelan los dedos de las manos, y los de los pies, en ese orden. Les sigue la nariz, las mejillas… A veces, si respiras mucho y llevas el pelo suelto, se congela el pelo. Las pestañas, siempre, las cejas sólo en ocasiones especiales.
Luego empieza a doler todo, hasta respirar. Pero, por suerte, el camino dura unos 15 minutos y, para entonces, suelo estar casi en la puerta del taller.
Y desde aquí, desde mi puesto de trabajo, mientras escribo con el codo, porque tengo una mano metida en el té que acabo de hacerme, reivindico la bici como medio de transporte, también en invierno.

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