Excursión a Scharnitz


Aquí subo un par de fotos y una crónica de nuestro viaje del fin de semana pasado. Lo dicho, ahora que trabajamos mucho, apreciamos mucho el tiempo libre. La semana pasada no fue muy dura en el trabajo, así que tuve tiempo para planear un par de rutas cerca de la frontera con Austria.

El sábado nos fuimos a Mittenwald. Desde allí subimos al Brunnensteinspitze, pasando por Brunnsteinhütte, y luego bajamos hasta Scharnitz, para echar la noche allí.

Para empezar con el reportaje fotográfico, aquí la llegada a Mittenwald y el principio del camino.


La subida hasta la cabaña fue bastante bien. Los caminos están muy señalizados, en general, y empezamos con muchas ganas, así que llegamos a la cabaña sin problemas. Allí nos tomamos un refrigerio e intentamos llenar nuestras botellas de agua sin éxito, pero tampoco parecía nada extremadamente importante en el momento, todavía nos quedaba bastante. Aquí las vistas desde la cabaña.



Luego seguimos la subida hasta el pico, que se hizo mucho más dura, al ser la hora de calor del día. Y es que uno está aquí, que generalmente se puede salir a la calle a cualquier hora durante el verano, y se olvida de que a los días que hace 27° también hay que tenerles un respeto. En fin, el caso es que subimos, yo con dificultades, Antonio con unas pocas menos, pero subimos. 


Al llegar al collado éste se me fueron todos los males, ya estábamos al lado del pico y no nos quedaba nada, así que nos paramos un rato a tomar aire y a disfrutar de las vistas.


El pico estaba a unos 10 minutos y era muy fácil de alcanzar desde ahí. Sin mucha agua ya, pero satisfechos de haber alcanzado nuestra meta y confiados en que lo peor había pasado, emprendimos la bajada, ya en Austria. 
Decir que la bajada fue dura, no le hace justicia. Mirándolo en el mapa ahora, bajamos más de 1300m en unos escasos 3km. Al cabo del rato, las piernas no nos respondían más, y teníamos una sed atroz. Claro, así tardamos más de 3 horas en bajar todo, estando una parte considerable del tiempo con el culo en el suelo. Antonio tuvo incluso un espejismo, cuando oyendo el sonido de el viento a través de los árboles, pensó que había un riachuelo cerca y se desvió significativamente del camino para ir a su encuentro. Pero nada.

Al final llegamos, muertos de sed, de cansancio y con el firme convencimiento de no hacer más Wanderung nunca, aunque después de ducharnos, beber agua y Apfelschorle en cantidades industriales y preparar la ruta del día siguiente, vimos todo con otra perspectiva.

El pueblo es bien bonito y el hostalillo era precioso. ¡Por fin conseguimos estar en uno de esos balcones con flores que se ven tan bonitos desde fuera!

Al día siguiente hicimos una excursión más tranquililla. Seguimos el Isar aguas arriba hasta llegar al Gleirschklamm, que es bien bonito, y luego volvimos a la orilla del Isar.

En el camino de vuelta nos sorprendió una tormenta que pasamos en el Karwendelalm.

Luego, como la excursión nos había sabido a poco, decidimos ir andando por el Isar hasta Mittenwald, en lugar de coger el tren. Y ya, por fin, nos dejamos caer, exhaustos, en nuestros asientos del tren hasta casa.

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