España exprés
Este fin de semana hemos tenido unas mini vacaciones en España. Mi familia por parte de madre se reúne todos los años por estas fechas, y hemos aprovechado la ocasión para pasar un par de días por la Costa Brava. Es un sistema muy organizado y que está funcionando muy bien hasta ahora, esto de las reuniones familiares. Somos cerca de veinte primos, de muy diversas edades. El rol de organizador va pasando de un primo a otro anualmente y por orden de edad. El organizador elige el lugar de la reunión, los sitios donde se va a comer y a cenar en ese fin de semana, y es también responsable de ofrecer actividades con las que mayores y niños puedan entretenerse durante el día.
Este año nos ha tocado en Figueras. Como no conocíamos la zona y volábamos allí, aprovechamos el primer día sin eventos familiares para darnos una vuelta por el golfo de Rosas e intentar llegar a Cadaqués andando, pasando por todas las calitas que hiciera falta. Al final y no por falta de fuerzas, nos quedamos en la cala de Jóncols, pero el último día nos quitamos la espinita echando el día en Cadaqués de todas formas. La carretera que da acceso a esta cala no es especialmente buena y la señalización es simbólica, lo que hizo que la bienvenida que me dieron mis padres no fuera la más cálida, pero luego se acuerdan de que me quieren y se les pasa todo. Volviendo al parque natural, es precioso y muy distinto a a lo que nos estamos acostumbrando aquí. Además, el buen tiempo retrasó un poco la marcha, pero nos brindó la posibilidad de bañarnos en un par de playas de locura. Fotos al final, que luego me vuelvo loca maquetando la entrada.
La reunión ha ido muy bien, como todos los años. Los niños van creciendo a un ritmo que asusta, y los mayores vamos evolucionando también, por suerte a una velocidad más moderada, pero hace mucha ilusión verse de cuando en cuando y es una excusa genial para conocer sitios nuevos.
Como la reunión ha sido en Figueras, el Teatro-Museo Dalí era de visita obligada. Nos dividimos por grupos y mi prima nos contrató una guía que intentó transmitirnos su pasión por Dalí durante dos horas. Tengo todavía sentimientos encontrados con respecto al museo: recomiendo visitarlo, sin ninguna duda, pero me resulta cuanto menos raro el que un pintor se haga su propio museo. Al final es bonito, tiene su impronta en todos los rincones, no son obras sin más, sino un todo en el que está su obra integrada, pero me cuesta dejar pasar el narcisismo que se deja entrever en todo eso. Aunque la guía nos insistió mucho en que era un hombre muy introvertido y que toda su imagen exterior era una máscara, así que puede que no fuera tan simple. En cualquier caso, me gustó mucho y tiene mucha miga, por eso lo sigo procesando todavía.
Por la tarde fuimos a la fortaleza de San Ferrán e hicimos la visita recorriéndola en un jeep por fuera. También nos permitieron la entrada a las contraminas, unos pasajes subterráneos que tenían para escuchar al enemigo, si intentaba acceder a la fortaleza a través de un túnel, e incluso nos pasearon con una barquita por los depósitos de agua que abastecían a los 4000 soldados.
Por la noche, y por si esto no hubiera sido suficiente ya, nos disfrazamos de indios y vaqueros para cenar como reyes. Con el día tan ajetreado que llevábamos, no es de extrañar que los cierrabares de siempre aguantáramos más bien poco, pero es que este ritmo es difícil de aguantar y ya no somos los veinteañeros de antes.
El último día desayunamos todos juntos, nos despedimos como mandan los estatutos y, ya libres de los eventos de obligado cumplimiento, nos fuimos una buena parte de la familia a Cadaqués, para sacarnos la espinita antes mencionada. El pueblo es precioso y las playas que hay cerca, todavía más. Como antes, fotos a pie de página.
Por la tarde nos llevaron mis padres a Gerona y siguieron ellos su camino hacia Barcelona, porque Gerona es muy bonito, pero el día no da para más y ellos tenían que llegar a su hotel. Pero bueno, nos dio margen para recuperar un poco de fuerzas y para salir tranquilamente a cenar. La ciudad me gustó muchísimo, una pena no haber tenido más tiempo para disfrutarla.
Pero las vacaciones es lo que tienen, que se acaban, y hoy a la hora de comer alemana nos hemos embarcado en un avión hacia casa que ha dado fin a estos cuatro diíllas de desconexión y familia. Como siempre, te dejan con ganas de más, pero en fin, para eso trabajamos en parte, para irnos más veces de vacaciones :)
Paseando de Rosas a la cala Jóncols |
Otra calita con barcos |
Cala de camino a Cadaqués |
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