Verano y turisteo


Parece que es verano. Este año no podemos disfrutarlo mucho, ya que hemos empezado en un trabajo nuevo hace pocos meses, pero intentamos suplir la falta de vacaciones con escapadas de fin de semana más que decentes.


El fin de semana pasado nos fuimos a Berchtesgaden. Yo tenía muchas ganas de ir desde que vi un reportaje en la revista de aprender alemán (Deutsch Perfekt). El fotógrafo tiene mucho mérito, pero es que el sitio es bonito. Aun con mal tiempo, nubes y lluvia infinita, se ve que la materia prima es preciosa. Tenemos que volver con mejor tiempo o con mejor forma física a subir el Watzmann, o a visitar el Nido del Águila, o la abadía ésa que hay en una orilla a la que no se puede acceder más que por barco o subiendo un monte.

Para este fin de semana tenemos algo distinto preparado. He reservado sitio en un camping en el Chiemsee. Antonio no ha visto la Herreninsel, ni el castillo, y me parece que merece la pena. Ahora me ha dicho una compañera que hay un festival de música en uno de los pueblos de alrededor, así que puede que esté todo hasta la bandera, pero vamos a disfrutarlo igual. Ya tengo planeado dar la vuelta al Chiemsee con la bici, visitar las islas y bañarme en el lago. A ver si los 20° del domingo me lo permiten.

La verdad es que somos turistas, después de todo. A pesar de mi cruzada incesante en contra del turismo de masas, hacemos lo mismo que todos. En Berchtesgaden, que se supone que es un pueblecito para hacer senderismo, hay una calle entera de puestos, como en los paseos marítimos de la costa de España. No lo entiendo, pero el caso es que nosotros estábamos también allí, así que éramos parte del gentío que se arremolina en torno a los puestecillos. Igual éramos parte del gentío reticente a comprar souvenires, pero allí estábamos, haciendo bulto. Hoy he visto una foto de un vendedor de refrescos de Barcelona que ha llenado su kiosco de carteles avisando a la gente de que no da información turística o direcciones gratis, que lo da a cambio de que le compren un refresco. Entiendo que en sitios así, la cosa se ha ido un poco de madre, el hombre decía que le preguntaban unas 60 personas a la hora, que parece demasiado, pero el caso es que a él no le compran refrescos los locales, vivirá de los turistas igualmente, digo yo.

En fin, ya llegarán a un equilibrio, espero, entre turistas y gente que se quiere ganar la vida allí. Estoy más en contra del turismo salvaje que obliga a desplazarse en ocasiones a la población local. No parece que eso sea lo que está pasando en Berchtesgaden, aunque cuidado, que el otro día vimos un documental de Sylt, una de las islas al norte de Alemania, y es brutal lo que hacen las visitas estacionales a un sitio tan pequeño. Ha comprado Ferienwohnungen tanta gente allí, que quedan poquísimas personas que vivan en la isla todo el año, así que han tenido que cerrar muchas instalaciones, por falta de demanda. Y dime qué haces, si vives en una isla y no tienes colegio al que llevar a tus hijos, ni hospitales, ni bibliotecas...

Hay medidas que ayudan a paliar esto: en Berlín se ha prohibido el alquiler de Ferienwohnungen, así, sin más, porque los alquileres normales estaban subiendo como consecuencia del alquiler por periodos cortos de tiempo. Está claro que todo el mundo quiere sacar lo máximo que pueda de lo que tiene, pero eso no puede implicar que la gente no pueda vivir allí más. No sé qué atractivo tiene ir a visitar un sitio que no tiene vida propia porque todo el mundo que está allí se queda solo unas semanas.

Y por eso me gusta Múnich. Aunque el alquiler... buah, eso lo dejo para otro día, que también tiene miga.

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